por: Lic. Raquel Reyes
Se llegó el momento esperado de comenzar a crecer y convertirse en niño “grande”. Llegó la hora de iniciar la etapa del preescolar, la hora de llevar a tu hijo al kínder por primera vez. Tal vez este acontecimiento venga cargado de un sinfín de emociones desbordantes, tanto para ti como para el nuevo estudiante. Por primera vez, para muchos padres, inicia el proceso de desprendimiento físico y emocional para con sus hijos, aunque para otros puede ser un proceso "normal", puesto a que ya vivieron este suceso al momento de dejarlo en la guardería. De cualquier forma, cabe recordar que ahora esos "bebés" que antes requerían todo el apoyo del adulto para satisfacer sus propias necesidades, se han convertido en niños de tres años, listos para entrar al kínder y adquirir competencias para la vida que los ayuden a formar su personalidad adulta.
Es normal para nuestro hijo o hija que el primer día de clases se convierta en un día algo frustrante, lleno de llanto y con cierta resistencia para quedarse, así como para nosotros también es normal sentir una mezcla de emociones (por no decir específicamente tristeza) que nos harán vivir angustiados y con ganas de llorar al verlo tan indefenso cuando cruce la puerta para entrar a su salón de clases.
Para manejar estas situaciones que nos resultan un poco incómodas, a continuación te brindamos algunas recomendaciones que ayudarán a abordar de una forma sana el primer día de clases en el preescolar:
Acepta lo evidente
Primero y antes que nada, hay que aceptar que tu “bebé” ya no es un bebé. Para muchos padres el pensar que su hijo está creciendo y empieza a ser independiente genera mucha ansiedad, por sentir inconscientemente que papá o mamá ya no serán tan indispensables para el goce de las necesidades del pequeño. Erik Erikson le llama “iniciativa” a esta etapa de desarrollo psico-social, porque el niño es capaz de comenzar a valerse por sí mismo, alcanzando un propósito a sus propios intereses. Y si en la familia no logramos propiciar un entorno en donde dejemos experimentar a nuestros hijos a realizar actividades en las que demuestre que puede decidir, elegir y ejecutar acciones correctas y buenas para el logro de sus propósitos, lo que lograremos serán fuertes sentimientos de culpabilidad, miedos e inhibiciones.
Prepáralo
Algo que resulta muy útil es ir acostumbrando desde antes a nuestros hijos a realizar pequeñas y divertidas actividades didácticas en la casa, como lo son el colorear, pintar, hacer masilla, construir, realizar experimentos, bailar y cantar. Cada vez que se realicen es aconsejable recordarle al menor: “mi amor, en la escuela realizarás actividades como éstas con niños de tu edad y yo estaré orgullosa al verte disfrutarlas tanto”.
¿Y por qué no? Algo divertido y original es visitar el preescolar antes de entrar a clases. Darte con tu chiquitín una vuelta por nuestras aulas y conocer a nuestros docentes, para ofrecerle al futuro estudiante una entrada a un territorio desconocido y poco explorado.
Tampoco exageres
Mucho ojo. Ten cuidado de no exagerar, al hablar todo el día, a todas horas y en cualquier momento del preescolar. Los niños pequeños son expertos en captar las señales no verbales de sus padres, es decir, culpas, angustias y preocupaciones excesivas. Cuando más tranquilos y calmados estemos, más seguros se sentirán nuestros hijos.
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Ahora sí, siguiendo los pasos anteriores podremos estar más que preparados para el día tan esperado: el primer día de clases en el preescolar. ¡Que lo disfrutes mucho!